Momento para la reflexión

2020 ya se anunciaba como un año duro para el sector de la intermediación financiera, especialmente hipotecaria, por la necesidad de adaptación de los operadores a los nuevos requisitos regulatorios, nada banal atendiendo a éstos y su impacto en un gran número de compañías y profesionales con estructuras diminutas. Por si esto fuera poco, llegó la pandemia empujándonos de cabeza a una depresión económica que amenaza con castigar con especial severidad a nuestro país. Pocos habrán olvidado ya la última gran crisis, que azotó con fuerza a nuestro colectivo llevándose por delante a un gran número de empresas.

En tiempos confusos como el actual, cuando la incertidumbre nos impide ver a largo plazo y el miedo gobierna algunas decisiones, siempre hallamos un elemento común, “la oportunidad”. Y no me refiero a la oportunidad en su aspecto más material que, por supuesto, también es un elemento común en contextos de crisis. Las situaciones complejas, extremas, aquellas que nos echan bruscamente de nuestra zona de confort entrañan por sí mismas el descubrimiento, el quebranto de lo establecido; estas situaciones nos abren la puerta a la reflexión sobre nuestras estrategias, nuestras conductas, en definitiva, nos permiten identificar y corregir errores.

Se aproximan meses muy duros para la sociedad en su conjunto, pero estamos convencidos de que en esta ocasión nuestro colectivo va a saber a salir fortalecido. Cuestiones tan importantes como que las entidades financieras sigan con presupuestos expansivos de inversión en crédito, la capacidad de prestar servicios a distancia, la cada vez más común implementación de herramientas tecnológicas que facilitan tareas remotas, la entrada de nuevos “players” en el mercado de crédito corporativo, y una larga lista de etcéteras apoyan mi convicción, esta vez sí vamos a salir reforzados de esta crisis.

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